Justo antes de que llegaran nuestros padres.

Mi hermanastra y yo pasamos mucho tiempo solas en casa. Nuestros padres, rígidos y apegados aún a las buenas costumbres de antaño, nos encargan que nos eduquemos para aspirar a un futuro más digno para nosotros. Pero lo que no entienden es que, con la convivencia, no basta con educar, ¡porque aparecen otras necesidades y deseos! Así que mi hermanastra y yo, que estamos unidas, hemos descubierto juntas cosas que normalmente se aprenden en la calle, pero tenemos cuidado con esto, ¡y sólo practicamos cosas de esta naturaleza momentos antes de que las nuestras lleguen a casa del trabajo!